domingo, 5 de junio de 2011

Punto. Y seguimos



Cae al fondo del tiempo
Cae al fondo de ti mismo
Cae lo más bajo que se pueda caer
Cae sin vértigo.
Vicente Huidobro





5 de junio de 2011. Desempolvo las ganas de escribir. Quizás están pasando tantas cosas, mientras otras están por venir, que la inquietud por compartir y expresarme a través de la palabra ha vuelto con intensidad. Hace poco, con un café en la mano, dije que cuando escribo me descubro. Y esa afirmación tiene demasiadas implicaciones relacionadas no sólo conmigo, sino con los que me acompañan en este recorrido.

Ya lo había confesado antes. Pero, lo vuelvo a expresar: me cuesta profundamente decir en voz alta mis sentimientos. Cuando lo hago es un ejercicio incierto, un nado esperanzado para cruzar el océano, una suerte de desprendimiento y, sobre todo, un voto de confianza. Últimamente, he tratado de hablar, de expresar el afecto a pesar de la distancia. Ello ha supuesto un potaje de emociones que tiene como centro el contar mis sueños, reconocer las metas cumplidas, asumir muchos riesgos, revelar mis equivocaciones y también comprender mi propia fragilidad.

El camino no ha sido sencillo. El tiempo, las situaciones y los resultados en ocasiones no han estado a mi favor. De un año para acá, me percaté que yo era diferente. Eso me dio la capacidad de observar mi presente y nuestro futuro con otros ojos, de romper estructuras y de escapar de mi lado de confort. Me fijé que la vida tiene múltiples opciones y no todo es blanco y negro. En efecto, comencé a ver a color.

Así, mis sentidos han empezado a responder a otros estímulos, mi cuerpo a experimentar otras sensaciones, y mi cabeza a divertirse y crear en contextos radicalmente opuestos e impensables. Mis planes se han hecho más simples, pero no por ello menos desafiantes. Aprendo del valor de una sonrisa, de una cara de poema y de la sorpresa de no tener reacciones milimetradas. Me encuentro flexible, a veces dulce y con ganas de sorprenderme con detalles mínimos. He dejado de pensar en el pasado para disfrutar de estas pequeñas revelaciones, y he vuelto a creer con la guía de mis corazonadas. Y me he sentido feliz. Cuando me he topado con la tristeza, también la he recibido con otro significado.

A lo largo de este tiempo, he agradecido a quien(es) me ayuda(n) a conocerme. Y sonrío, pues mis deseos de compartir no se han detenido. Es posible que todo cambie de forma radical y estoy abierta a ello. Estoy dispuesta a lo inesperado, a caer y a volver a levantarme, a amar con todo y también a hacer de esto un juego, un futuro divertido y un permanente aprendizaje.

Sí, la sensación ha sido de volar alto, de tocar fondo, y también de caminar confiada sobre ese pasto de verde con florecitas blancas y amarillas. En esta travesía compruebo, a diario, que nada está dicho y yo tengo la posibilidad de escribir, a múltiples manos, nuestro mundo distinto.

La dulce banda sonora

No tengo una súper 8 en mis manos (quisiera tenerla). Ahora recurro a ciertos sonidos, a cadencias y ritmos que se me han cruzado en este último año. Al principio, pensaba que no se parecían a mí, pero me encontré en canciones, en ciertas frases. Es lo más parecido a un diario musical, con altas dosis de dulzura y cursilería, que me recuerda sutilmente de dónde vengo, quién soy y qué quiero ser.

“La mitad de mi corazón tiene el control de la situación”.



“Todas las arrugas de mi cara cuentan la historia sobre quién soy”.

“Tantas historias que viví y cómo llegué hasta donde estoy. Pero esas historias no significan nada si no tienes a quien contárselas”.



“Veo lo mejor de mí dentro de tus ojos. Me haces sonreír”.



“Me dejarás dormir al amanecer. Entre tus piernas, entre tus piernas. Sabrás ocultarme bien y desaparecer. Entre la niebla, entre la niebla”.



“Tus recuerdos son estrellas que no paran de llover”.



“Todo lo que tienes que hacer es cerrar tus ojos y solamente buscar tus manos. Y tocarme, sostenerme fuerte, (y) nunca dejarme ir”.



“Que cambie todo pero no el amor”.

“Porque estos tiempos son dificiles y estamos sentados tan lejos el uno del otro. Porque estos tiempos son dificiles y estamos atados de manos y corazón”.