No tengo una súper 8 en mis manos (quisiera tenerla). Ahora recurro a ciertos sonidos, a cadencias y ritmos que se me han cruzado en este último año. Al principio, pensaba que no se parecían a mí, pero me encontré en canciones, en ciertas frases. Es lo más parecido a un diario musical, con altas dosis de dulzura y cursilería, que me recuerda sutilmente de dónde vengo, quién soy y qué quiero ser.
“La mitad de mi corazón tiene el control de la situación”.
“Todas las arrugas de mi cara cuentan la historia sobre quién soy”.
“Tantas historias que viví y cómo llegué hasta donde estoy. Pero esas historias no significan nada si no tienes a quien contárselas”.
“Veo lo mejor de mí dentro de tus ojos. Me haces sonreír”.
“Me dejarás dormir al amanecer. Entre tus piernas, entre tus piernas. Sabrás ocultarme bien y desaparecer. Entre la niebla, entre la niebla”.
“Tus recuerdos son estrellas que no paran de llover”.
“Todo lo que tienes que hacer es cerrar tus ojos y solamente buscar tus manos. Y tocarme, sostenerme fuerte, (y) nunca dejarme ir”.
“Que cambie todo pero no el amor”.
“Porque estos tiempos son dificiles y estamos sentados tan lejos el uno del otro. Porque estos tiempos son dificiles y estamos atados de manos y corazón”.
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